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De las religiones antiguas màs admiradas y estudiadas al dìa de hoy, la griega debe ser la que màs tinta ha consumido. Dentro de sus dioses, el que màs nos interesa a aquellos amantes del vino y de las cosas lindas de la vida es quizàs Dioniso, quien para los romanos serìa Baco.

Dioniso o Dionysos en griego, fue uno de los doce dioses del olimpo, dios del vino, la fertilidad, el teatro y la locura. No hay que confudir el dios Dioniso con dionisio, nombre reservado para los devotos de este dios.

Su nombre significa dos veces nacido y es tambièn explicaciòn de còmo un semi dios pasò a tener un lugar en el olimpo. Fruto de la pasiòn entre Zeus y Sèmele, una no tan simple mortal, ya que era hija de Cadmo, rey de Tebas, en Grecia. Cadmo llegò allì desde su Fenicia natal (actual Palestina, Israel, Siria y Lìbano) en bùsqueda de su hermana Europa, secuestrada por el mismo dios que le terminarìa dando su nieto y le quitarìa la vida a su hija. La mitologìa griega le otorga tambièn a Cadmo la introducciòn del alfabeto en Grecia, el arado, la fundiciòn de metales y la agricultura.

Hera, la esposa de Zeus, estaba muy enojada con esta aventura de su esposo y se presentò ante Sèmele para decirle que habìa sido engañada y que quien la visitaba no era el dios, sino un mortal cualquiera que le estaba mintiendo. Al siguiente encuentro Sèmele le contò a Zeus que estaba embarazada y le dijo que le querìa pedir algo. El dios, contento con la noticia le prometiò que cumplirìa su pedido fuera cual fuera (otros mitos dicen que la promesa fue para acostarse con ella esa noche). Sèmele pidiò verlo en su condiciòn natural y si bien Zeus tratò de disuadirla ya que ver a un dios como tal es resulta mortal para los humanos, Sèmele insistiò. Zeus entonces se mostrò con todo su esplendor y Sèmele muriò calcinada, pero no sin que el dios pudiera rescatar al niño de su vientre y coserlo a su muslo para que terminara la gestaciòn. Unos meses despuès, en la isla de Icaria, Dioniso vuelve a nacer, pero esta vez de un dios, por lo que gana su derecho a estar en el Olimpo y adopta su nombre de dos veces nacido. A continuaciòn hay una pintura de Zeus presentàndose a Sèmele con todo su esplendor de Rubens y un detalle de una vasija donde se ve a Dioniso “naciendo” del muslo del rey de los dioses.

Para evitar que la ira de Hera cayera sobre el recièn nacido, Zeus le pide a su hijo Hermes, el mensajero de los dioses, que lleve al niño al monte Nisa, donde las ninfas de la lluvia lo criarìan y protegerìan. El monte Nisa tiene disntintas ubicaciones segùn los mitòlogos, pero la versiòn màs fuerte es que se encontrarìa en Egipto.

Tanto el pasaje anterior como la descripciòn del origen de su abuelo mortal, son expresiòn de los distintos posibles orìgenes de la viticultura en Grecia. Las aguas estàn divididas entre quienes creen que el vino llega a Grecia desde el sur, desde Egipto, pasando por la isla de Creta antes (versiòn màs probable segùn investigadores), correspondiendo con el mito de Dionisio enviado al monte Nisa en Egipto. Por otro lado hay quienes afirman que el vino llega gracias a los fenicios desde el este, relacionàndose con el origen de la familia materna del dios.

Debajo tenemos “La juventud de Baco” de William Bouguereau y “El triunfo de Baco” de Velàzquez.

En el monte Nisa pasarìa los primeros años de su vida entre ninfas, sàtiros, faunos y centauros. Justamente uno de estos sàtiros, Ampelo, se convirtirìa en su primer gran amor. En una oportunidad, Ampelo, deseoso de mostrarse en todo su esplendor y orgullo, montò un toro salvaje con èxito, hasta que un tàbano picò al animal y èste tirò a Ampelo al piso, provocàndole la muerte al caer sobre una piedra. Destrozado en su ànimo, Dioniso pidiò a las Moiras, las encargadas del destino, que lo resucitaran. èstas le dieron una nueva vida en forma de una vid que naciò de su tumba. Dioniso prensò el fruto y descubriò asì el vino. Lo presentò en el olimpo pero los dioses no se vieron muy interesados ya que contaban con su ambrosìa, por lo que llevò su invento a los mortales, quienes lo recibieron con un entusiasmo que aùn no se termina. La imagen que ilustra este artíìculo se trata de un mosaico romano del siglo II encontrado en la actual Zaragoza, llamado “El triunfo de Baco” donde podemos ver al dios en la carroza acompañado por Ampelo a su derecha y la victoria alada a su izquierda.

Otro mito dice que Ampelo y Dioniso habrìan encontrado en una cueva una vasija con uvas que ellos mismos habìan dejado allì semanas antes, al probarla notaron no sòlo que calmaba su sed, sino que modificaba su espìritu. Se trata sin dudas de un mito màs pragmàtico pero mucho menos poètico.

Si el nombre Ampelo les resultò familiar, es quizàs porque hayan pensado en la ampelografìa, el campo de la botànica que se dedica al estudio y clasificaciòn de las vides. Ampelo ademàs en griego significa “vid”.

Es tambièn el dios al que le debemos el acto del brindis. Resulta que para celebrar su descubrimiento, Dioniso hizo un gran banquete donde invitò a dioses, ninfas, sàtiros, mortales y a los cinco sentidos. En una celebraciòn marcada por los excesos, especialmente el exceso de alegrìa, el oìdo estaba triste y pensativo en un rincòn. Dioniso se acercò a èl a ver què le sucedìa y èste le explicò que su tristeza se debìa a su falta de participaciòn en el nuevo invento. La vista, el olfato, el gusto y hasta el tacto tenìan y tendrìan una relevancia suprema en el disfrute del vino, mientras que èl quedaba fuera de todo. Dioniso entendiò su omisiòn y detuvo la fiesta, para instaurar desde ese momento y hasta nuestros dìas la obligaciòn de brindar, de chocar las copas y generar ese sonido que al dìa de hoy acalla los gritos màs severos.

Es ademàs como decìa al principio el dios del teatro, o al menos el teatro como lo conocemos hoy. Las representaciones “teatrales”: bailes, danzas, exageraciones y demàs eran ya ejercidas por chamanes y magos de diferentes tribus desde tiempos inmemoriales. Pero es esta “organizaciòn” que conocemos hoy que nace en Grecia justamente en las celebraciones destindas a Dioniso. Como dios de la fecundidad y de la vendimia, era homenajeado al comienzo y al final de la cosecha mediante una procesiòn donde un carro con su estatua recorrìa las ciudades con bailarines que se embriagaban (al igual que el pùblico) llegando asì a un èxtasis dionisìaco. En estos trances e histeria colectiva se forjaron las bases del teatro griego, origen del teatro como lo conocemos hoy.

De hecho fue tal su importancia en la creaciòn del teatro como arte, que el edificio construido en su honor fue el teatro màs grande de la antigua Grecia, llegando a albergar a entre 15 y 17 mil personas. Es un monumento que se puede visitar en la Acròpolis de Atenas. Debajo tienen las ruinas que restan al dìa de hoy y lo que fue en su momento.

No puedo terminar un artìculo sobre Dioniso sin hablar de los Bacanales. Segùn la RAE un Bacanal es una “Orgìa con mucho desorden y tumulto.” y se trataba justamente de festividades en honor al Dioniso o Baco segùn si estamos en Grecia o Roma. Su nombre proviene de “Bacantes”, nombre con el que se conocìa a las sacerdotisas adoradoras de Baco que lo organizaban. De hecho, comenzaron como fiestas exclusivamente para mujeres. Debajo hay dos representaciones que no pueden ser màs diferentes sobre los bacanales. A la izquierda la del pintor alemán Rubens y a la derecha la del pintor francès Michel Ange Houasse.

Esto es un pequeño pantallazo de un dios que nos otorgò uno de los productos de la naturaleza màs preciados que tenemos. Hay mucho màs por escribir y ya escrito. Si quieren profundizar en la figura de Dioniso desde perspectivas històricas, mitològicas, literarias, etcètera, les recomiendo entrar a zendalibros, donde encontraràn mucha informaciòn de la cual de hecho, tomé prestada un poco la construcciòn de este artìculo.

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