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Cuando leemos un titular que refiere a Siria, nos aprontamos inmediatamente a enfrentar lo peor de la humanidad: guerra, miseria, persecuciòn, etc. Pero esta vez al menos, vamos a hablar de un aspecto diferente de este paìs del Medio Oriente que hace años està inmerso en una cruel guerra civil.

Ubicado a costas del Mar Mediterràneo y al sur de Turquìa, se encuentra cerca geogràfica e històricamente hablando del nacimiento de la vitivinicultura. Hay menciones del cultivo de uvas para la producciòn de vino que datan de cerca del 3.000 A.C., y hacia principios del ùltimo milenio anterior a nuestra era ya aparecen los vinos catalogados segùn su procedencia màs que por el tipo de uva utilizada, quizàs el primer proyecto de Denominaciòn de Origen…

La calidad de los vinos de esta zona era remarcable, hasta que el advenimiento del Islam prohibiò su producciòn. Hay pruebas de carbono que indicarìan que Siria fue el origen de la Vitis Vinìfera, aunque Georgia (probablemente dueña de la verdad) y Armenia indican lo mismo.

Al buscar informaciòn sobre la producciòn de vino en Siria, aparece ùnicamente el nombre del Château Bargylus, bodega de 20 hectàreas ubicada en la zona de Lataquia, al noroeste del paìs (ver abajo el mapa) propiedad de la familia Saade desde el 2003.

De los quince años en los que han sido propietarios de la bodega, en los ùltimos 7 no han podido visitarla, ya que el camino desde Beirut, su hogar en el Lìbano y la finca, es demasiado peligroso. De todas formas, supervisan cada vendimia de forma telefònica y cuentan con la ayuda de Stèphane Derenoncourt, reconocido bodeguero y consultor francès, obteniendo resultados que les aseguro son impresionantes.

Antes de que estallara la guerra, los hermanos Saade ya enfrentaban importantes desafìos, que el correr del tiempo les restarìa importancia. Habìa una completa carencia de laboratorios para la elaboraciòn de vino fino, asì como de mano de obra preparada. A eso habìa que sumar el transporte, con una logìstica que requiere que las botellas deban ir a Egipto primero y luego al Lìbano, para recièn allì poder ser enviadas a distintos mercados, principalmente Reino Unido, Francia, Dubai y cada vez màs restaurantes de lujo alrededor del mundo.

A partir del 2011, ademàs de estar pendientes del pronòstico del tiempo, como cualquier otro bodeguero en el mundo, deben estar atentos tambièn a las noticias de la guerra, ya que si bien la regiòn no es la màs afectada, llegò a haber enfrentamientos a menos de un kilòmetro de la finca, en los cuales cayeron misiles dentro de la misma que afortunadamente no produjeron heridos ni grandes destrozos.

Para determinar la fecha de cosecha, los empleados de la finca toman uvas como muestra, las envasan al vacìo y las envìan refrigeradas en taxi hasta Beirut, esperando primero que el taxista llegue y segundo que la frontera estè abierta. Resta imaginar que la propina a dicho taxista debe ser considerable. Una vez que las uvas tienen la madurez deseada, se comienza el proceso telefònico de la cosecha.

Ademàs, desde que comenzò la guerra y ante la eventualidad de un bloqueo, la bodega se ha visto obligada a comprar botellas, corchos y etiquetas en un nùmero mucho mayor al necesario (producen 55.000 botellas por año), con lo que los costos obviamente aumentan.

En el 2006 sale a la luz el primer vino, un doble corte de Syrah, Cabernet Sauvignon y Merlot en partes iguales. Con el correr de los años el porcentaje ha cambiado y hoy es el Syrah el ingrediente predominante. Tengo la suerte de trabajar con la cosecha 2012 y es un vino que podrìa recordar a un Bordeaux, pero que con el agregado del Syrah adquiere otra profundidad. Sus aromas evocan a frutas negras y tostado, su sabor es intenso al igual que sus taninos, y el sabor persiste en boca durante largo tiempo. Por otro lado tienen un blanco, con el cual tambièn trabajo, corte de Chardonnay y Sauvignon Blanc que si bien està un escalòn por debajo de su vino tinto, no deja de ser sumamente interesante, con aromas cìtricos claros y sabor refrescante.

En definitiva, estamos frente a un vino que podrìamos catalogar como el màs peligroso de producir en el mundo. Un pequeño faro de esperanza para 35 familias sirias que quieren seguir adelante orgullosos de su tierra, màs allà de sus gobernantes. El vino con el que ojalà pronto, podamos brindar por la paz en Siria.

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