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Sin lugar a dudas es el varietal que se viene. Cosecha a cosecha aparecen cada vez màs etiquetas de Cabernet Franc en nuestras gòndolas, muchos de ellos argentinos, paìs donde va ganando hectàreas y producciòn. Hace un tiempo hice una cata vertical de esta variedad pero en una etiqueta nacional, el Vieja Parcela de Castillo Viejo, la pueden ver haciendo click aquì. Pero hoy nos concentraremos en la vecina orilla.

El Cabernet Franc Reserva de Durigutti llega a la copa con el clàsico color de la variedad, un pùrpura oscuro y reflejos claramente violàceos. Al moverlo, su estructura queda plasmada ya que forma una fina làmina que demora en desarmarse en làgrimas que caen lentamente, dejando teñida la copa por dentro.

En la nariz es limpio y potente, con un claro aroma a violeta y popurrì, acompañado de especias y fruta muy madura, casi en mermelada. Se le suman notas propias de sus 16 meses en barrica, como el cafè, caramelo y un tostado muy bien integrados.

En boca tiene un ataque relativamente dulce, equilibrado de inmediato por su acidez. Su sabor es a mermelada de frutos negros y especias y su final es prolongado, apoyado tambièn en unos taninos marcados pero amables. Su retrogusto devuelve violetas y tonos de la madera.

Un vino que està en el entorno de los $ 700 y realmente lo vale. Irà de la mano con comidas de olla especiadas y con muchas hierbas aromàticas. Tambièn con un pastel de carne con pasas y piso de purè de boniato.

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