Skip to content Skip to footer

Hace unos dìas les hablaba de uno de los que para mì representa mejor el vino Cabernet Sauvignon en nuestro mercado, el Gran Reserva Etiqueta Negra de Tarapacà. Hoy toca continuar en la misma bodega y con el mismo cepaje, pero en una categorìa màs adecuada para el dìa a dìa.

En lo particular creo, y no he descubierto nada ya que es una opiniòn compartida por muchos colegas, que a pesar que la uva insignia de Chile es el Carmènére, es en el Cabernet Sauvignon donde realmente se destaca, siendo punto de partida natural para los viajes sensoriales de aquellos que adoran este cepaje sobreviviente, aguerrido y fiel, que otorga grandes experiencias cuando es bien trabajado en una tierra que le sienta bien, como es el caso del paìs trasandino.

El color es un rojo rubì muy intenso y de capa alta (es decir, con buena carga de color). Los ribetes estàn llenos de vida y nos regalan un rojo brillante. Al moverlo en la copa muestra cierta estructura, formando una làmina de lìquido que se desprende en decenas de làgrimas que caen lentamente.

En nariz se descata por lo frutal, con frutas rojas como frutillas y cerezas, junto a ciruelas maduras y toques a morrón rojo característicos de la variedad cuando es cosechada con la maduraciòn adecuada. Una parte del vino se crìa en roble luego de la fermentaciòn, lo cual explicarìa las notas terciarias a tè negro y cuero que aparecen despuès de unos minutos, sin sacarle jamàs protagonismo a la fruta.

En boca tiene un ataque algo dulzòn, aunque se compensa ràpidamente con una buena acidez. El sabor es frutal e intenso, al igual que el retrogusto, donde aparecen ademàs sabores terciarios y un dejo de brea. El final es persistente y los taninos estàn marcados y redondos. Pide acompañar unas empanadas de carne y picante (no mucho), o un carrè de cerdo con salsa de ciruelas y un morròn relleno de guarniciòn.

Deja un comentario

0.0/5