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Un tiempo antes de venirme a Francia, trabajè para Los Cerros en el Salòn del Vino del Gèant. Allì tuve la oportunidad de probar y comunicar el Mil Botellas 2013, el vino top de la bodega de Colonia tanto en precio como en calidad.

Se trata de un blend compuesto por las cinco variedades tintas de la bodega, a saber (y en este orden) Tannat, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir y Tempranillo. Es la segunda ediciòn de este vino tras la añada 2011, cuando se relanzò aquella marca insignia de la bodega, la marca de vino registrada màs antigua del paìs. Vale destacar que aquèl Mil Botellas de hace varias dècadas no estaba pensado con esta calidad. El nombre tambièn evoca ahora a su limitada producciòn, ya que se hacen tan sòlo mil botellas y monedas.

En mi opiniòn esta ediciòn està mejor amalgamada que la versiòn del 2011, aunque el correr de los años le han hecho mucho bien a dicha etiqueta. Pero concentrèmonos en esta añada.

El color de este vino es bordeaux de capa muy alta, casi negro podrìamos decir. Al inclinar la copa presenta ribetes rojos rubì brillantes y vibrantes, que auguran una larga vida por delante. Al volver la copa a su posiciòn original, vemos como se ha formado una lìnea de lìquido dentro de la tulipa que se desprende muy lentamente en gruesas làgrimas.

En aroma es donde realmente se destaca este vino, con frutas negras y rojas muy maduras, distinguièndose ciruelas, frambuesas y frutillas, junto a notas de cassis. Sus dos años en barrica le otorgan descriptores como manteca, coco, cacao y cafè que estàn en gran armonìa, junto con notas de tabaco y tè negro, màs otros descriptores que seguiràn apareciendo con el correr de los minutos. Hay tambièn dejos especiados y tonos de azùcar rubia que se suman a la ecuaciòn. Para disfrutarlo en su plenitud, recomiendo trasvasarlo al menos una hora antes de consumirlo. En caso de no poder hacerlo, dejarlo respirar en la copa e ir sintiendo como poco a poco nos comienza a contar su historia.

En boca su ataque es màs seco de lo que uno esperarìa con su aroma y se despliega con intensidad con sabores a frutas maduras casi pasas, especialmente ciruelas, junto con claras notas de pan tostado. La acidez sorprende y tambièn da cuenta de su potencial de guarda, junto con sus taninos presentes y maduros.

Al dejar la boca permanece un retrogusto a cacao, tabaco, frutas negras y el clàsico mentolado firma de Los Cerros de San Juan.

En su momento augurè no menos de 8 a 9 años de potencial de guarda, pero ahora que lo pienso bien y recuerdo el Celebraciòn 1997 o el Tannat Cuna de Piedra 2000 de la bodega que probè este año, me doy cuenta que esa aproximaciòn se quedarà muy corta si el vino se guarda en buenas condiciones. Si he de arriesgar, este vino estarà en perfectas condiciones al menos hasta el 2030.

Un vino que irà perfecto con un pernil de cordero al horno con papas a la suiza o con el clàsico cordero a las brasas de las fiestas que se avecinan. Justamente hablando de eso es un gran regalo para hacer o hacerse, si uno considera haberse portado bien durante el año. Uno de los vinos uruguayos que justifica que su precio supere los $ 1000. Tal vez su ùnico pecado sea el no contar con una caja que acompañe su cuidada etiqueta, pero es algo que se soluciona poniendo empeño en envolverlo.

Si tienen la oportunidad, regalen dos. Uno para estas fiestas y otro para alguna ocasiòn especial, como otra Navidad, un casamiento, un nacimiento, un jueves de abril o un domingo cualquiera con la familia. En definitiva, cualquier dìa puede ser una ocasiòn especial y si no, siempre es una ocasiòn especial abrir un vino en compañìa.

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