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Antes de que llegue la semana del Malbec, aprovecharè a dejarles la cata de un Tannat. Luego de haber impactado con el Tannat Reserva 2012, con sus 16,5 grados de alcohol y su concentraciòn de azùcar, logrando un vino que no pasò desapercibido, cosechando admiradores y detractores, llega al mercado una nueva añada de la etiqueta insignia de Bodega Garzòn, cuya presentaciòn coincidiò con la inauguraciòn de su nueva planta y restaurante.

El color impacta al llegar a la copa, recordando a la ciruela negra pero muy oscura, con ribetes morados intensos, indicando la posibilidad de una vida larga y plena. En copa se mueve lentamente, formando oscuras y persistentes làgrimas que se toman su tiempo para descender.

En aroma se siente màs la fruta que su antecesor, con claras notas de ciruela negra y moras, junto a toques de vainilla, tabaco y un leve dejo de cuero gracias a su crianza. En boca es potente, amplio y sabroso, desarrollando sabores a frutas negras y especias como la pimienta negra en una leve medida. Su final es prolongado y su retrogusto recuerda la vainilla y las moras, junto al tè negro. Sus taninos estàn presentes para darle la astringencia justa.

En definitiva un exponente muy interesante de nuestra cepa insignia, sin la rudeza de otrora pero sin el dulzor de su antecesor. Un vino que puede ser disfrutado ahora o (recomiendo) se lo puede esperar un par de años. Por las caracterìsticas que tiene apuesto que podremos seguirlo disfrutando por màs de una dècada sin problema alguno.

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