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Pasando Carmelo hacia el norte y a poca distancia del comienzo del Rìo de la Plata es que se encuentra Buena Vista, una finca turìstica que tiene producciòn de vinos de alta factura tècnica. En este caso llegò a mis manos el Syrah 2014.

Al llegar a la copa su color sorprende y genera algo de suspicacia, ya que realmente no parece ser de 2014, sino tener algùn año màs encima o incluso, parecerìa que podrìa estar oxidado, ya que es un color naranja rojizo con ribetes que recuerdan al ladrillo.

Al vino, al igual que al resto de las cosas, no hay que juzgarlas por la primera impresiòn que nos brindan, sino intentar conocer un poco màs de què estamos hablando. En nariz dejò sorprendidos a todos los que estàbamos en la mesa, con notas que iban de las frutas a las flores ida y vuelta sin cesar. Es muy interesante catar con mucha gente y escuchar las diversas sensaciones que van surgiendo. Naranja confitada, higos, ciruelas pasas fue lo màs repetido en el terreno frutal. Violetas, lavanda fueron las indicadas para lo floral. Luego de un rato aparecìa un claro dejo picante, propio de la variedad.

En boca es suave, con ataque apenas dulce pero equilibrado enseguida por una buena acidez. El sabor es netamente frutal, donde el recuerdo de la masa del pannetonne llega de inmediato a la memoria, gracias a la presencia de levaduras y frutas confitadas. El final de boca es medio y el retrogusto es màs bien floral, junto con hierbas aromàticas y especias.

En definitiva, un Syrah bien distinto, para servirlo apenas refrescado, ideal para aquellos que buscan nuevas experiencias con una misma variedad. Fue muy bien con unas brusquettas de jamòn crudo, queso Philadelphia y ciboulette. Vale cerca de $ 500.

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