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En agosto de este año (2023) tuve la oportunidad de visitar la hermosa isla de Sicilia y conocer su mitad occidental. Comenzamos nuestro viaje en Palermo y seguimos hacia el oeste haciendo base en Trapani. Fue de allí que tomamos un tren para ir por el día a Marsala, donde además de comer uno de los mejores Cannolo de nuestra estadía y la mejor limonada de mi vida, conocimos de primera mano el vino de Marsala.

Primero que nada nos vamos a ubicar en el mapa. Marsala es una ciudad costera de la punta oeste de Sicilia. Los vinos de Marsala tuvieron su apogeo hacia fines del siglo XIX y estuvieron entre los vinos más renombrados del mundo. Todo esto gracias a los ingleses. Un día voy a escribir acerca de la influencia de Inglaterra en el mundo del vino. Si lo pensamos, los vinos de Bordeaux, Champagne, Porto, Madeira, Marsala y seguramente alguno más que esté olvidando, fueron llevados a la fama gracias al imperio británico. Pero eso será para otro día con más investigación.

En 1770 un mercader inglés llamado John Woodhouse (debajo tienen su retrato y el de Vicenzo Florio, uno de los nombres más importantes de Marsala), tuvo que recalar en Marsala cuando una tormenta impidió que continuara su viaje hacia Mazara del Vallo (los mejores helados de la región) y allí probó el vino local llamado “vino perpetuo” que le recordó inmediatamente al vino de Madeira. Notó además que este vino se podía fortificar y producir a un costo inferior aún al vino Madeirense, por lo que compró y envió 50 pipas a Inglaterra, las cuales fueron muy bien recibidas, convirtiéndose pronto en el vino favorito de la British Royal Navy y fue rebautizado como lo conocemos hoy, vino de Marsala. Luego llegaron otros inversores británicos y después grandes fortunas italianas se interesaron en lo que estaba sucediendo.

Si asocian el vino de Marsala con un vino de mala calidad que se utiliza para hacer postres, no están necesariamente errados, sino simplemente desactualizados. Luego del impacto de la filoxera y de las guerras mundiales, muchos productores de Marsala redujeron muchísimo la calidad para enfocarse en la cantidad, debido a la necesidad de obtener ganancias rápidamente.

A partir de 1931, casi 30 años antes de la aparición de las DOC en Italia, el gobierno delimitó la zona de producción de Marsala con el objetivo de comenzar a controlar la calidad del producto. A comienzos de 1950 se tomaron medidas legales que definieron las características que el producto debía tener. A pesar de esto, los productores en su lógico afán de conseguir ganancias, diversificaron su portafolio de productos y crearon los Marsala Speciali, que eran vinos saborizados y se convirtieron en un favorito para la cocina, repercutiendo en la reputación del vino.

En 1969 se crea la DOC de Marsala con reglas muy laxas que tuvieron que esperar 15 años para ser más duras y así comenzar a rectificar la reputación de los vinos de Marsala. La región geográfica fue remarcada y la categoría de Marsala Speciali fue eliminada.

Las uvas autorizadas son Grillo, Catarratto, Inzolia y Damaschino en blancas y Nero d’Avola, Perricone y Nerello Mascalese como tintas que son utilizadas para el rubino Marsala.

Grillo es la más importante y más fina variedad utilizada, Catarrato es también muy tradicional y muy utilizada gracias a sus alto rendimiento. Tiende a oxidarse rápidamente por lo que aporta aromas oxidativos y color más oscuro. Inzolia contribuye al aroma y fue muy utilizada antiguamente, hasta que una plaga de oidium a mediados del siglo XIX casi la borra del mapa. El uso de Damaschino es casi anecdótico hoy en día.

Podríamos separar los estilos de Marsala en dos categorías. Marsala Vergine y Marsala Conciati. Conciati proviene de la palabra Concia y la misma es el proceso de agregar alcohol vínico (o etílico) más mosto concentrado, mosto cocido o mosto fortificado al vino.

Marsala Vergine es producido exclusviamente a partir de uvas blancas y sólo utiliza alcohol vínico o etílico como agregado para su producción, estando prohibida la adición de cualquier otro ingrediente. Tiene un mínimo de añejamiento exigido de cinco años en barricas que nunca se llenan del todo para favorecer la oxidación. Para llegar a la categoría Riserva (o stravecchio) debe permanecer en dichas barricas durante 10 años. El azúcar residual es de 4 gramos por litro y debe tener al menos 18% de alcohol. Se trata hoy en día de la categoría menos producida pero más auténtica y compleja. Les dejo un gráfico de Wine Folly que explica claramente los tipos de Marsala que existen.

Dentro del Marsala Conciati encontramos el Superiore, con dos años mínimo de crianza o cuatro si se quiere clasificar como Riserva y el Marsala Fine, con un año de crianza (del cual ocho meses deben ser en barrica). Este último representa un 80% de la producción y se utiliza principalmente para la gastronomía.

¿Probaron alguna vez el vino de Marsala? ¿Qué les pareció? Cuenten también si tienen alguna receta para cocinar con él. Salud!

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