Hace varios meses escribía sobre la Côte de Nuits, una de las dos subregiones que forman la Côte d’Or en la Bourgogne. Esta vez vamos un poco más hacia el sur para saber un poco más de la Côte de Beaune, hogar de algunos de los Chardonnays más buscados del mundo, con sabores concentrados y mucha personalidad, cambiando, obviamente, entre una apelación y la siguiente.

Para repasar el tema de las apelaciones en la Bourgogne, que parecen más difíciles de lo que son, vuelvo a repasar la pirámide de calidad de Bourgogne. Hay 84 apelaciones, siete regionales responsables de más de la mitad de la producción, en las que se puede usar uvas de cualquier parte de la Bourgogne. Luego tenemos 44 Apelaciones Village las que incluyen los Premiers Crus. Como su nombre lo indica, son vinos procedentes de un pueblo en particular. En cada pueblo puede haber varios crus, entonces, si el productor elabora el vino con las uvas de algunos de esos crus, puede ponerle la denominación Premier Cru en la etiqueta. Pero el Premier Cru no es nunca una apelación en sí misma, sino un “sub grupo” que pertenece a las apelaciones Villages. Hay 635 Premiers Crus.
Por último, tenemos el vértice superior de la pirámide de calidad, los Grands Crus. Son parcelas que se diferencian de los Premiers Crus por ser más prestigiosas. Hay 33 de ellas y son responsables por tan sólo el 1 % de la producción. Hay 1 en Chablis, 24 en Côte de Nuits y 8 en Côte de Beaune. De estos 8, sólo uno produce vino tinto y blanco. El resto son 100% Chardonnay, y qué Chardonnay.

Vale la pena aclarar que se plantan otras uvas en la región además del Chardonnay y Pinot Noir, como Aligoté y Pinot Gris, que se conoce localmente como Pinot Beurot. La más destacada es Aligoté, una prima tímida de la Chardonnay que en algunos casos da vinos extraordinarios, pero cuando lo hace, sus precios disuaden a la mayoría, ya que la apuesta es alta. La producción de la región es 57% tinto y 43% blanco, en suelo calizo mayoritariamente, dando vinos con buena acidez y mineralidad.
Como en el artículo anterior, voy a enumerar las localidades de norte a sur, haciendo énfasis en las apelaciones más importantes. Estamos ubicados al sur de la Côte de Nuits y al norte de la Côte Chalonnaise, con alturas en el entorno de los 300 metros.

La primera localidad que encontramos es Ladoix-Serringy. La apelación Village se llama Ladoix y tiene 11 premiers crus y 2 grands crus, cuya superficie está compartida con las localidades de Aloxe-Corton y Pernand-Vergelesses. Los dos grands crus son Corton (tinto y blanco) y Corton-Charlemagne. Los vinos de Corton blancos tienen aromas a manzanas, peras y frutos secos. Los tintos tienen una mezcla perfecta entre potencia y sutileza, con notas de caza. Corton-Charlemagne produce, junto con Montrachet y Chevalier-Montrachet (apelaciones de las que hablaremos después), quizás los mejores Chardonnays del planeta. Sus vinos tienen una estructura pocas veces vista en un vino no dulce.

Aloxe-Corton es la localidad que sigue hacia el sur y gran parte de su superficie está dentro de los Grands Crus de Corton y Corton-Charlemagne. El tercer Grand Cru que encontramos allí es Charlemagne. Este último mide menos de 0,3 hectáreas, así que pueden imaginar lo difícil que es encontrar sus vinos. Existen 14 premiers crus en Aloxe-Corton.
Pernand-Vergelesses comparte dos Grands Crus con Aloxe-Corton y Ladoix-Serrigny: Corton y Corton-Charlemagne. Tiene también 8 Premiers Crus y sus vinos son distintivos, con notas a frutos secos y manzanas maduras con buena acidez en los blancos, y los tintos requieren cinco años al menos para madurar, ya que el terroir es rico en hierro y esto se nota cuando el vino es joven. Chorey-lès-Beaune no tiene ni Grand Cru ni Premier Cru, pero sus vinos son buscados gracias a la elegancia y suavidad que tienen, con taninos muy sedosos y aromas a frutos rojos. Savigny-Lès-Beaune tiene 22 Premiers Crus pero no tiene Grands Cru. En ambas apelaciones, la palabra “Lès” proviene del latín “latus”, que significa “al lado”. Se llaman así porque están al lado de Beaune.
Beaune es considerada la capital vitícola de la Bourgogne. No tiene Grands Crus pero posee 42 Premiers Crus. Más que nada produce tintos y dos tercios de su producción es parte de los Grands Crus. Aromas a violetas y popurrí, junto con aromas de sotobosque y cerezas negras maduras. Con el tiempo desarrolla notas de trufas, especias y cuero.
Pommard tiene 28 Premiers Crus y ningún Grand Cru. Solo se producen tintos y aquí encontramos los pinot más tánicos de la Bourgogne (siempre en el universo del Pinot Noir). Frutas negras maduras por todos lados y notas animales con el tiempo. La imagen que ilustra el artículo es justamente de Pommard.
Volnay es otra AOC exclusivamente de tintos que no tiene Grands Crus pero tiene 29 Premiers Crus. Quizás mi apelación favorita de la Bourgogne, con vinos aterciopelados con notas de frutas negras maceradas (moras, arándanos), cedro y salvia.

Monthélie no posee Grands Crus pero tiene 15 Premiers Crus. Prácticamente toda la producción es tinta, produciendo vinos que son más ricos en aroma que en sabor. Auxey-Duresses posee nueve Premiers Crus. A medio camino entre Volnay y Meursault produce tanto blancos como tintos, otorgando aromas de manzanas y almendras a los primeros y tintos con taninos suaves y pequeños frutos rojos.
Meursault es otra de las estrellas de la región. No tiene Grands Crus, pero posee 18 Premiers Crus. Más del 96% de su producción es blanco y encontramos Chardonnays con mucha estructura, pero bien balanceados gracias a una acidez y mineralidad elevadas. Los años le vienen muy bien para profundizar en aromas y sabores y otorgar también notas de especias dulces y café. Saint-Romain se caracteriza por su elevación, lo cual la coloca como la apelación más fresca de la zona. Esta frescura nos da tintos y blancos con buena acidez.
Ahora llegamos a dos de las localidades más afamadas. Puligny-Montrachet y Chassagne-Montrachet. La primera tiene una producción de blanco que representa más del 99%, de hecho, hay menos de una hectárea de Pinot Noir, por lo que los tintos son tan difíciles de encontrar como un unicornio. La localidad tiene 17 Premiers Crus y cuatro de los más famosos Grands Crus de Chardonnay: Montrachet, Bâtard-Montrachet, Chevalier-Montrachet y Bienvenues-Bâtard Montrachet. Vale destacar que las dos primeras están compartidas con Chassagne-Montrachet. Los vinos blancos son potentes y tienen notas de marzipan, manteca tostada, almendras y miel. Alexandre Dumas decía que el Montrachet debería beberse de rodillas y habiéndose sacado el sombrero.

En Chassagne-Montrachet hay 19 Premiers Crus y 3 Grands Crus. Además de los compartidos con Puligny, también encontramos a Criots-Bâtard-Montrachet. Los blancos tienen aromas a manzanas asadas, frutos secos y algo de miel también. No suelen tener ese aroma mantecoso que encontramos en Puligny. Los tintos tienen aromas a kirsch, moras y sotobosque, adquiriendo notas de cuero con el
correr de los años.
Saint Aubin no tiene Grands Crus posee 16 Premiers Crus. Si bien dos tercios de su producción es tinta, la apelación es conocida por los blancos con mineralidad casi eléctrica y marcada acidez. Santenay tiene 11 Premiers Crus y la gran parte de su producción está dedicada a ellos. Los tintos se acercan mucho a Chassagne pero más delicados y más baratos. Por último, encontramos Maranges, la localidad más septentrional de la Côte de Beaune, con vinos similares a los de Santenay.
Una última cosa para terminar: para la AOC Côtes de Beaune Villages todas las localidades mencionadas tienen la posibilidad de etiquetar sus vinos con esta apelación, salvo Beaune, Aloxe-Corton, Pommard y Volnay. Esta apelación solo comprende vinos tintos que usualmente necesitan un tiempo para madurar. Alguno se preguntará por qué esas 4 localidades no tienen derecho a la apelación. Porque Francia.
